Hoy
hablaba con un compañero de trabajo sobre lo duro que es implantar algo
novedoso en una organización. Mucho más si supone un cambio importante que
afecta al modus operandi y requiere hacerse un espacio junto a las urgencias del
día a día. Llámese reto, proyecto, proceso, sistema o nuevo modelo de negocio,
el abordarlo va a implicar salir de nuestra zona de confort y por ello es muy
posible que suponga una fuente de estrés individual o colectivo, según su
condición. Lo sacaremos adelante o no, pero casi siempre con mucho sufrimiento.
Con todo… ¿necesariamente tiene que ser así? ¿Cambio, esfuerzo y sufrimiento
son la misma cosa?
Por alguna razón, me he acordado del maravilloso poema de Kostantinos Kavafis.
Ítaca.
Cuando emprendas tu
viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje
sea largo,
lleno de peripecias,
lleno de experiencias.
No has de temer ni a los
lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado
Poseidón.
Nunca tales monstruos
hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es
elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu
alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los
cíclopes
y el feroz Poseidón no
podrán encontrarte
si tú no los llevas ya
dentro, en tu alma,
si tu alma no los
conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje
sea largo,
que sean muchos los días
de verano;
que te vean arribar con
gozo, alegremente,
a puertos que tú antes
ignorabas.
Que puedas detenerte en
los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas
mercancías:
madreperlas, coral,
ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros
de mil clases.
Acude a muchas ciudades
del Egipto
para aprender, y
aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu
alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu
destino.
Mas no hagas con prisas
tu camino;
mejor será que dure
muchos años,
y que llegues, ya viejo,
a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás
ganado en el camino.
No has de esperar que
Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya
un hermoso viaje.
Sin ella, jamás habrías
partido;
mas no tiene otra cosa
que ofrecerte.
Y si la encuentras
pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo,
con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las
Ítacas.
Amigos,
siempre que emprendamos algo nuevo, sea personal o profesional, vivámoslo como
una aventura. Porque todo
proyecto es como un viaje. Disfrutemos de cada momento, aún de los más duros. Jamás perdamos de vista el objetivo. Como hemos comentado en otros posts, el darle un sentido a lo que hacemos y planificar metas es imprescindible, tanto para seguir motivados como para trabajar ordenada y eficazmente. Pero sin olvidar que el día a día para
alcanzarlo puede que nos enriquezca -a nosotros y a nuestras empresas- tanto o más que la consecución propiamente
dicha.
En
el próximo post retornaremos a aspectos más mundanales y prosaicos y trataremos
de centrarnos en estrategias y ejemplos concretos y productivos para implantar nuevos
proyectos en las empresas y no morir en el intento. Pero parecía imprescindible
introducir la actitud requerida. Y
la verdad es que el poema es sugestivo, ¿no?
El poema y el mensaje son muy bonitos pero…¿Cómo “disfrutar” del momento cuando todo sale mal? Cuando te falta el tiempo, cuando la prisa te ahoga, cuando llueven las quejas, cuando tus superiores o compañeros no te apoyan…
ResponderEliminarSí, a veces el día a día nos lo pone realmente difícil. Para ser productivo hay que ser capaz de priorizar. Una buena organización y tener muy claro lo que va antes y después ayudan mucho. Hay que seleccionar, y eso implica ser capaz de posponer. Los lestrigones y los cíclopes, y el airado Poseidón son ladrones de tiempo y energía que nos colapsan y amenazan. Te invito a que leas el próximo post, porque trataré de profundizar en este asunto y en cómo conjurarlos.
ResponderEliminarEl anonimo anterior es un trabajador tóxico. Debe remitirse a alguno de los posts anteriores.
ResponderEliminar