martes, 11 de noviembre de 2014

El proceso de cambio o el viaje a Ítaca (I)

Hoy hablaba con un compañero de trabajo sobre lo duro que es implantar algo novedoso en una organización. Mucho más si supone un cambio importante que afecta al modus operandi y requiere hacerse un espacio junto a las urgencias del día a día. Llámese reto, proyecto, proceso, sistema o nuevo modelo de negocio, el abordarlo va a implicar salir de nuestra zona de confort y por ello es muy posible que suponga una fuente de estrés individual o colectivo, según su condición. Lo sacaremos adelante o no, pero casi siempre con mucho sufrimiento. Con todo… ¿necesariamente tiene que ser así? ¿Cambio, esfuerzo y sufrimiento son la misma cosa?

Por alguna razón,  me he acordado del maravilloso poema de Kostantinos Kavafis

Ítaca.

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Poseidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Poseidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ella, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.


Amigos, siempre que emprendamos algo nuevo, sea personal o profesional, vivámoslo como una aventura. Porque todo proyecto es como un viajeDisfrutemos de cada momento, aún de los más duros. Jamás perdamos de vista el objetivo. Como hemos comentado en otros posts, el darle un sentido a lo que hacemos y planificar metas es imprescindible, tanto para seguir motivados como para trabajar ordenada y eficazmente. Pero sin olvidar  que el día a día para alcanzarlo puede que nos enriquezca -a nosotros y a nuestras empresas- tanto o más que la consecución propiamente dicha.


En el próximo post retornaremos a aspectos más mundanales y prosaicos y trataremos de centrarnos en estrategias y ejemplos concretos y productivos para implantar nuevos proyectos en las empresas y no morir en el intento. Pero parecía imprescindible introducir la actitud requerida. Y la verdad es que el poema es sugestivo, ¿no?




3 comentarios:

  1. El poema y el mensaje son muy bonitos pero…¿Cómo “disfrutar” del momento cuando todo sale mal? Cuando te falta el tiempo, cuando la prisa te ahoga, cuando llueven las quejas, cuando tus superiores o compañeros no te apoyan…

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  2. Sí, a veces el día a día nos lo pone realmente difícil. Para ser productivo hay que ser capaz de priorizar. Una buena organización y tener muy claro lo que va antes y después ayudan mucho. Hay que seleccionar, y eso implica ser capaz de posponer. Los lestrigones y los cíclopes, y el airado Poseidón son ladrones de tiempo y energía que nos colapsan y amenazan. Te invito a que leas el próximo post, porque trataré de profundizar en este asunto y en cómo conjurarlos.

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  3. El anonimo anterior es un trabajador tóxico. Debe remitirse a alguno de los posts anteriores.

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