miércoles, 26 de noviembre de 2014

El proceso de cambio o el viaje a Ítaca (II).

Comentábamos en nuestro anterior post que aquellos procesos en los que se intenta implementar cambios profundos en una empresa, llámense reto, proyecto, sistema, nuevo modelo de negocio o cualesquiera otros palabros que se nos ocurran, requieren sacar a las personas de su zona de confort y deben planificarse cuidadosamente para que no se conviertan en un fracaso profundo, o en el mejor de los casos, una experiencia llevada a buen puerto pero de forma  traumática.

Creo que antes de emprender cualquier proceso de cambio es fundamental realizar un análisis de lo que se quiere cambiar lo más concreto posible, buscando el núcleo  y eliminando los artificios que nos hacen perder el foco. Cuando esto está hecho, hay que elaborar una estrategia sencilla para poner los cambios es marcha.   Es necesario considerar todos los elementos implicados e incorporarlos a tu estrategia de cambio. Buscarse aliados, gente que te puede ayudar a impulsar el cambio, hacerlos participes de tu proyecto y darles un papel en el proceso de cambio. Para que los cambios sean estables, es imprescindible invertir todo el esfuerzo del mundo en llegar  a consensos. También   es fundamental identificar qué o quiénes van a ser tus frenos para poder neutralizarlos antes de ellos neutralicen el proyecto.

Steve Jobs afirmaba que “Cuando empiezas a intentar resolver un problema, las primeras soluciones que surgen son muy complejas y la mayor parte de la gente para aquí. Pero si continúas, vives con el problema y pelas más capas de la cebolla, a veces puedes llegar a sencillas y elegantes soluciones. La mayor parte de la gente no dedica suficiente tiempo y energía para conseguirlo”.



PASOS

1.- Define tu idea del modo más concreto, claro y exhaustivo posible. Que no haya lugar a los equívocos. Luego realiza un proyecto de cambio. Establece objetivos, tareas, plazos y equipo de personas. Dimensiona bien el coste a todos los niveles que va a suponer. Las personas que participen siguen teniendo el resto de sus obligaciones diarias, y aun cuando fueran unos apasionados del cambio, necesitan tiempo real para realizar las tareas asociadas a la implantación de un nuevo modelo.

2.- Piensa en posibles problemas que van a surgir a todos los niveles. Descríbelos y plantea estrategias para anticiparte y/o actuar con rapidez y eficacia cuando surgen.

3.- Cuida al máximo la estrategia de comunicación. Es vital. Planifícala y haz un seguimiento de la misma. Por ejemplo, además de enviar un comunicado por email o publicar el anuncio en la intranet corporativa, comunica los aspectos relevantes a través de los diferentes niveles de liderazgo. Incluye reuniones breves y productivas (de 15´)  con los agentes implicados.  “Cocínala” desde el principio. Escucha. La interacción constante es fundamental, ya que son las personas las que hacen que los cambios sean posibles.

4.- Simplifica. Cuanto más sencillo, mejor.

5.- Hazlo divertido. Tal y como comentábamos en la primera parte con el poema de Kavafis, el viaje  es tan importante como el destino.

6.- Siempre que  puedas, define indicadores y mide.

7.- Revisa cómo va y ten flexibilidad para cambiar cosas si lo que detectas en tu revisión así lo aconseja.  Cuando una solución no funciona hay que cambiarla por otra. No hay obligación de “ser fiel” a un método concreto. El único compromiso es resolver con éxito el problema.

Mi experiencia personal


En una de las empresas en las que he trabajado tuve la oportunidad de participar en un proceso muy ambicioso. Se trataba de revisar el sistema de retribución fija ligado a funciones y responsabilidades de toda la plantilla (una plantilla grande) y completarlo con un sistema de retribución variable ligado a desempeños y a objetivos. Se hizo un esfuerzo muy importante en definir tanto las responsabilidades y funciones como las competencias de cada puesto de trabajo, para lo que se contó con una importante consultora. Se llevaron a cabo estudios de mercado, realizando análisis minuciosos de las retribuciones en otras empresas del sector. Se definieron bandas salariales para cada categoría, con máximos y mínimos en los que se iría progresando en función de variables que también se establecieron. Se diseñaron cuestionarios de recogida de datos con escalas para codificar y ponderar. Se realizó, en definitiva, un esfuerzo ímprobo en afinar bien y crear el instrumento adecuado. Y sin embargo, sin entrar en detalles, la implantación fue un calvario, no se obtuvieron resultados  y finalmente hubo que volver a la política retributiva anterior. ¿Qué es lo que falló? En su momento le dimos muchas vueltas, y aún hoy se las he seguido dando. Y estoy seguro que la clave fue no haber cuidado desde el principio el proceso de comunicación. No sé planifico una estrategia para desplegarlo, no se contó con los diferentes agentes implicados desde la fase de diseño, no se hizo una “guerra de guerrillas”, al margen de las “reuniones oficiales”, para ir convenciendo a las personas. En definitiva, se realizó un importante esfuerzo en crear una herramienta pero no en preparar y aliar a los que la iban a utilizar, gestionar o iban a verse afectados por ella. Y fue un error.


martes, 11 de noviembre de 2014

El proceso de cambio o el viaje a Ítaca (I)

Hoy hablaba con un compañero de trabajo sobre lo duro que es implantar algo novedoso en una organización. Mucho más si supone un cambio importante que afecta al modus operandi y requiere hacerse un espacio junto a las urgencias del día a día. Llámese reto, proyecto, proceso, sistema o nuevo modelo de negocio, el abordarlo va a implicar salir de nuestra zona de confort y por ello es muy posible que suponga una fuente de estrés individual o colectivo, según su condición. Lo sacaremos adelante o no, pero casi siempre con mucho sufrimiento. Con todo… ¿necesariamente tiene que ser así? ¿Cambio, esfuerzo y sufrimiento son la misma cosa?

Por alguna razón,  me he acordado del maravilloso poema de Kostantinos Kavafis

Ítaca.

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Poseidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Poseidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ella, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.


Amigos, siempre que emprendamos algo nuevo, sea personal o profesional, vivámoslo como una aventura. Porque todo proyecto es como un viajeDisfrutemos de cada momento, aún de los más duros. Jamás perdamos de vista el objetivo. Como hemos comentado en otros posts, el darle un sentido a lo que hacemos y planificar metas es imprescindible, tanto para seguir motivados como para trabajar ordenada y eficazmente. Pero sin olvidar  que el día a día para alcanzarlo puede que nos enriquezca -a nosotros y a nuestras empresas- tanto o más que la consecución propiamente dicha.


En el próximo post retornaremos a aspectos más mundanales y prosaicos y trataremos de centrarnos en estrategias y ejemplos concretos y productivos para implantar nuevos proyectos en las empresas y no morir en el intento. Pero parecía imprescindible introducir la actitud requerida. Y la verdad es que el poema es sugestivo, ¿no?