viernes, 12 de diciembre de 2014

Coaching y empresa: ¿Tal vez una oportunidad? (I)

El Coaching es una disciplina que durante algunos años ha copado muchas de las portadas de las revistas de RRHH. Hoy en día, pasado el boom inicial, tiene defensores y detractores a partes iguales. En esta entrada no pienso hacer una sesuda reflexión sobre el coaching; tampoco intentaré aclarar diferencias entre las principales escuelas o constructos (escuela europea, escuela norteamericana, escuela ontológica…). Ni siquiera voy a valorar las virtudes o defectos de la disciplina en su conjunto. Se trata todas ellas de tareas que me trascienden y que dejo para los expertos.

Lo que en realidad pretendo es, desde mi humilde perspectiva,  analizar qué pistas nos proporciona el Coaching para mejorar el funcionamiento del día a día de las organizaciones y qué parte pueden aplicar los líderes de nuestras empresas de cara a una labor de liderazgo más efectiva.

Pero, ante todo, ¿Qué es el Coaching?

Hemos elegido 2 definiciones:

“Coaching es el arte de asistir a las personas para que logren sus compromisos y lo hagan más allá de lo que parecía previamente posible”.

Jim Selman (Fuente Internet)

“Coaching es el arte de hacer preguntas para ayudar a otras personas a través del aprendizaje en la exploración y el descubrimiento de nuevas creencias  que tiene como resultado el logro de los objetivos”.
Escuela Europea de Coaching (Fuente Internet)


Se trata pues de una metodología a  través de la cual un facilitador, o coach, da apoyo y acompaña a su interlocutor, o coachee, en un proceso de reflexión dirigido básicamente a identificar las metas que se desean alcanzar y poner en marcha las acciones orientadas a facilitar su consecución. Las herramientas fundamentales son la escucha activa, la observación y las preguntas “socráticas”. A través de ellas se identifican creencias arraigadas que están a la base de nuestras acciones y, cuando no ayudan a la consecución de nuestros objetivos, se trabaja para modificarlas o sustituirlas.

En mi opinión, muchos líderes pueden extraer enseñanzas muy importantes del coaching, sin tener que llegar a hacerse coaches como tales. La idea es usar aquello que les permita motivar a sus colaboradores y extraer su máximo rendimiento. Ojo, esto no quiere decir que para enfocar algunos problemas concretos o profundizar en una carrera profesional el coaching “oficial” no sea una herramienta tremendamente útil. Lo que pretendemos  subrayar es que algunas de sus técnicas y conceptos los puede aprovechar cualquier líder para ejercer su liderazgo. En este primer post citaremos los conceptos que consideramos más relevantes:

  • Las personas pueden cambiar sus comportamientos.
  • Nuestra percepción de la realidad no es la realidad, sino una interpretación de la misma.
  • Comportamientos mantenidos en el tiempo, terminan por modificar esa percepción.
  • La emoción nos predispone a actuar de una forma determinada. Para cambiar formas de actuar hay que cambiar las emociones.
  • A la base de las emociones están juicios de valor y pensamientos que las desencadenan.
  • Cambiando dicho juicio o pensamiento, generamos una nueva emoción y por ende un comportamiento distinto. SITUACIÓN- JUICIO-EMOCIÓN-ACCIÓN.
  • Un juicio se basa en una serie de evidencias, pero esas evidencias podrían tener diferentes interpretaciones.
  • Por tanto: mi enfoque sobre un problema, me predispone a solucionarlo (RESPONSABLE) o me limita (VICTIMA).
  • Cuando nos hacemos cargo de un problema y lo asumimos como propio, entonces pasa a ser un reto. Y se genera COMPROMISO y MOTIVACIÓN para resolverlo.


Nuestra labor como líderes pasa entonces por tomarnos tiempo en identificar creencias que están limitando nuestra propia visión y/o la de nuestros colaboradores y transformarlas en creencias que generan compromiso y motivación. Una vez más la pregunta clave es: ¿Esto se puede hacer de forma sencilla?


En el la segunda parte de esta entrada trataré de contestar a la pregunta hablando sobre lo que aporta el coaching en el deporte y cómo se puede trasladar al mundo de la empresa. Para ello volveré a utilizar como ejemplo mi gran pasión, la carrera  de la MARATÓN, ya que considero que se trata de una disciplina en la que las creencias y emociones afloran de tal forma que determinan totalmente la consecución o no de tu objetivo.



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