Si
alguno habéis corrido una maratón, estaréis al corriente de que es como un
viaje a lo desconocido. Sabes dónde empieza y dónde acaba, pero no sabes si
llegarás, ni cómo lo harás. Sabes que el esfuerzo y la exigencia van a ser muy
importantes, pero desconoces el grado de extenuación física que puedes alcanzar.
Permitidme
un inciso para definir exactamente “maratón”, ya que a veces se identifica con
cualquier tipo de carrera popular y no es así. Una maratón es una carrera a pié
que supone cubrir la distancia olímpica de 42.195m. Ni uno más ni uno menos. Su
nombre tiene un origen mítico y se remonta al año 490 aC cuando, tras una importante
batalla, el soldado griego Filípides corrió los 38 km que hay desde la llanura de Maratón hasta Atenas para
anunciar la gran victoria obtenida contra los persas. El mensajero corrió tan
rápido que al llegar a Atenas y proclamar su mensaje en el ágora, murió. En
honor a esta gesta, en las primeras olimpiadas de la era moderna a la carrera
más larga del programa se le dio el nombre de “Maratón”. La distancia definitiva
se estableció en las olimpiadas de Londres de 1908, cuando la reina Alexandra
exigió que el circuito de la maratón cubriera la distancia entre la salida en
el castillo de Windsor y la llegada en la recta frente al palco del estadio
olímpico. Exactamente 42.195m. Y así se quedó.
Bien,
seguimos. El caso es que 2500 años después de la aventura de Filípides son cientos
de miles las personas que anualmente se enfrentan a la maratón. Con todo lo que
supone. Meses de entrenamiento y sacrificio, privaciones personales y dolor,
mucho dolor. Es un dolor que conozco bien. Los últimos Km, si has acertado con
el ritmo, experimentas un cansancio y un dolor muscular extremos. Pero como no
hayas regulado adecuadamente, la agonía y el vacío físico que sientes son
difíciles de describir con palabras. Y, sin embargo, continúas corriendo, hasta
llegar a la meta. Tu meta.
Lo que
verdaderamente me fascina es, ¿por qué?
Existen
muchas teorías al respecto. Internet está plagada de ellas para consulta de
todos y no disponemos aquí de espacio para describirlas (Para interesados
recomiendo vivamente el libro de Haruki Murakami “De qué Hablo cuando Hablo De
Correr”, Ed. Tusquets.)
Mi
opinión es que las personas, para vivir con plenitud, necesitamos retos, desafíos, metas
que nos emocionen. Que den sentido a nuestras actividades diarias y que cuando
los alcancemos los vivamos como un auténtico logro. Deben ser difíciles, pero
no imposibles, y requerir aporte de energía y esfuerzo. El reto, la motivación,
son intrínsecos, pero el logro se convierte también en extrínseco ya que finalmente
lleva aparejado el reconocimiento de nuestro entorno.
Esto, ¿se puede trasladar a nuestros centros de
trabajo en clave de motivación extraordinaria para nuestros colaboradores? Yo pienso que sí.
F.
Herzberg formulo su teoría de la motivación en 1959. Para él, las personas
estaban influidas por 2 factores: la insatisfacción, que es producto de los factores de higiene (cuando no están producen insatisfacción), y la satisfacción,
que es producto de los factores de motivación
(cuando sí están producen
satisfacción). Por
no entrar en demasiados detalles, los primeros son aspectos como el sueldo, la
seguridad, las relaciones en el trabajo, etc.; y los segundos aspectos como el
logro, el reconocimiento, el trabajo en sí mismo…Según Herzberg, entre todos
estos factores, el más motivador sería la
búsqueda de logro.
De este modo, motivar a las plantillas de trabajadores, en sentido general, y una vez cubiertos los factores higiénicos comentados, requiere generar un entorno en el que las personas entiendan
los objetivos en clave de reto y puedan alcanzarlos aportando energía y
esfuerzo. Lo fundamental entonces es que empresas y líderes creen
las condiciones para que objetivos individuales y de la organización
sean paralelos y la persona los viva como posibles logros, de modo que la
impulsen a invertir en su consecución tiempo y esfuerzo. Porque no hay sensación más
embriagadora que la de llegar a la meta.
Sobre
estrategias concretas para implantar todo esto en los centros de trabajo hablaremos en el próximo post.